ESPACIO ABIERTO

Entrevista a Amy Hussein y Raúl Miyar de Casa Quién

Por Julianny Ariza y José Morbán

 

Desde 2014 Casa Quién constituye una anomalía dentro del panorama cultural dominicano: un espacio híbrido, a medio camino entre una galería y un centro de creación que ofrece un punto de encuentro tanto para artistas y coleccionistas como para aficionados y público no especializado. Por ello, Julianny Ariza y José Morbán se encaminaron una mañana de enero de 2016 hacia la Ciudad Colonial de Santo Domingo para encontrarse con sus responsables. Allí, en la esquina de Arzobispo Nouel con Sánchez donde Casa Quién tiene su emplazamiento, los dos miembros de Onto platicaron con Amy Hussein (Nueva York, 1989), fundadora del proyecto, además de artista y gestora cultural; y Raúl Miyar (La Habana, 1960), asesor y curador en jefe del espacio, labor que compatibiliza con la docencia en el departamento de Bellas Artes en la Escuela de Diseño de Altos de Chavón.

Amy Hussein y Raúl Miyar junto a la instalación fotográfica de Karla Read, Caribe. Fotografía por Carlos Rodríguez.

Amy Hussein y Raúl Miyar junto a la instalación fotográfica de Karla Read, Caribe. Fotografía por Carlos Rodríguez.

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¿Cómo se define Casa Quién (CQ) actualmente y cuál sería su filosofía?

Amy Hussein: Me gusta pensar que CQ es, en palabras de Frank Báez, un think tank, un espacio abierto donde se pueden descubrir talentos y propuestas contemporáneas multidisciplinarias. Hay muchos artistas y diseñadores emergentes haciendo un trabajo increíble. CQ está ayudando a repensar las estructuras y el sistema del arte en el país. Pienso que arriesgarnos y lanzar el proyecto rompió muchos mitos y tabúes sobre cómo se debe manejar un espacio de arte: al no adoptar el misticismo de los precios (que nadie pueda saber lo que cobra un artista por su trabajo); el que puedas aplicar para exhibir; el tener una estructura más abierta, más transparente...

CQ tiene algo de espacio de producción artística, de centro cultural. El proyecto cuenta con diferentes ramas, ¿podrían hablarnos de ellas?

Amy Hussein: Tenemos un firme deseo de inclusión de aquel público que pese a estar interesado en el arte, tal vez, no tenga formación artística o el suficiente conocimiento para su apreciación. Así que, si a una persona le interesa puede venir al espacio y participar en eventos como Drink & Draw, asistir a las charlas o lanzamientos, así como a las lecturas que hace Frank Báez, que son como spoken word. Se trata de meter el arte en la vida de la gente de diferentes maneras.

Al entrar en CQ siento que las personas no piensan «no soy lo suficientemente intelectual, no soy lo suficientemente rico». Para entrar a CQ no tienes que ser suficientemente algo, tienes que querer entrar y ya. Para mí esa apertura es importante porque mi interés con CQ va más allá de lo económico, se trata más bien de educar. Educar no sólo al artista, sino también a las personas del país sobre cómo consumir arte, cómo comportarse en un espacio. De una manera amable, no de una manera esnobista.

Estamos interesados en educar a la gente en el coleccionismo y en hablarle sobre qué significa ser coleccionista. Tenemos también el espacio de artistas en residencia que vamos a inaugurar próximamente. Y estamos planeando también un club de cine pero más informal. Las ramas son esas: la galería, la tienda, los eventos mensuales. CQ es como un espacio para la formación y la comercialización además de compartir y socializar.

Haces mucho hincapié en esa cualidad didáctica. ¿Cómo surgen los proyectos, expositivos o no, en CQ? ¿qué tienen en consideración para hacerlos?

Amy Hussein: Surgen de distintas formas. La mayoría de los proyectos de la galería principal han sido ideados por Raúl, pero en el camino voy incorporando otros eventos y proyectos que considero necesarios o interesantes desde mi experiencia como gestora, artista o espectadora. Muchos proyectos se materializan rápidamente, los hablamos y van tomando forma hasta que se concretizan. Siempre estoy pendiente de lo que sucede para descubrir nuevos artistas e invitarles a participar en muestras, o gestionar sus piezas. Al considerar un proyecto evaluamos aspectos como relevancia del tema, concepto, calidad, originalidad, impacto. Tenemos siempre muy en cuenta el compromiso que tiene el artista con su entorno y su inmenso poder para generar cambios importantes con su obra. También evaluamos propuestas que nos envían directamente los artistas y/u otros centros.

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